Nunca es tarde para aprender

Nunca es tarde para aprender
25 Jul 2016

Una educación inclusiva que logre integrar a todas aquellas personas que desean aprender a leer, independiente de la edad y de las dificultades que ello pueda significar. Bajo estos principios es que el municipio de Huasco ha implementado un particular taller en Canto del Agua, localidad ubicada a 74.3 Km de distancia con el puerto, pero donde abuelitos y abuelitas del club de adultos mayores tendrán la posibilidad de aprobar primero básico.

Por Nydia Inostroza Arzola

Muy arreglada y un poco nerviosa llegó Gregoria Becerra a su primer día de clases. En una mochila rosada que le regaló su nieta llevaba sus cuadernos y libros entregados por el ministerio. Y es que no tuvo la posibilidad de ir a la escuela, pero “nunca es tarde para aprender”, dice entusiasmada la Goyita, como la llaman sus compañeros de curso.

Mostrando su libro de apresto cuenta que tiene tres compañeros desordenados y que la profesora castigó a Manuel porque se había saltado muchas hojas en el cuaderno, las que tuvo que rellenar con su nombre como castigo, además afirma que, “las mujeres del curso siempre terminamos las tareas primero porque somos más ordenadas que los hombres, lo bueno es que la profesora tiene mucha paciencia con nosotros, pero cuando tenenos algo malo debemos borrar y empezar de nuevo; así aprendemos”.

La Goyita tiene 63 años y es integrante del club de adultos mayores Los Cariñositos. Es la que vive más lejos del club, a nueve kilómetros, pero si fuera por ella iría todos los días a clases. La razón es clara. El primer miércoles de cada mes va a la iglesia y en la misa nadie quiere leer la palabra de Dios, “yo le prometí a Diosito que iría a la escuela para aprender y poder hacerlo yo, quizás me va salir todo entrecortado, pero voy a leer igual porque eso es lo más lindo de ser creyente”. La clase ya comenzó; la profesora puso la fecha en el pizarrón.

Todos los lunes, miércoles y jueves llegan hasta el club de Los Cariñositos diez adultos mayores que decidieron aprender a leer a pesar de sus años y el sacrificio que significa reunirse en este lugar, donde las distancias son muy largas y la vida muy esforzada.

“Se trata de una iniciativa muy innovadora e importante para nuestra comuna, además nace de las propias necesidades que tienen los adultos mayores de Canto del Agua. Esta es una certificación básica, pero importante para ellos y para nosotros”, afirma Herman Castillo, Jefe Daem de Huasco.

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Diógenes Vicencio es el presidente del club de adultos mayores y también es parte de este nuevo taller, cuenta que había mucha gente que estaba interesada en aprender a leer, “aquí no sabemos mucho, algunos no saben poner ni su firma, por eso decidimos tener una reunión y expresar nuestra idea. Ahí se acordó llevar esto al señor alcalde y lo mejor es que llegamos a buen término. Ahora hay que ponerle todo el empeño para pasar de curso”, dice riendo Vicencio.

 

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La iniciativa es recogida por el Alcalde, Rodrigo Loyola, quién encomienda la misión de sacar adelante este proyecto. “Es emocionante ver como este grupo de adultos mayores nos dan una lección de superación y de optimismo. Muchas veces nos negamos a nosotros mismos la oportunidad de superar nuestros límites y ellos nos demuestran con su ejemplo que el límite sólo está en cada uno y que para aprender no existe tiempo ni edad”.

 

 

 

Ya son las 17.30 horas, la clase ha terminado. Con algunas tareas sobre las vocales se van los alumnos. Gregoria debe llegar a su casa a prender el grupo, como le llama al generador eléctrico que necesita para abastecer su casa de energía. Allí la espera Juan, su esposo, quien está sorprendido con el entusiasmo que tiene la Goyita por aprender a leer, “me dice que cómo voy a ir al colegio si soy tan vieja, pero como yo soy re’ porfiada voy nomás. Además cómo él sale y yo no le digo nada, si hasta le lustro los zapatos” (ríe).

DSC_0013 (1)Llevan 40 años viviendo en la localidad de Canto del Agua, tienen tres hijos, pero ellos ya se han radicado en Copiapó y Vallenar. “Aquí estamos solos y lejos de todo, pero ya estoy acostumbrada. Si me enfermo tiene que ser el fin de semana porque ahí está mi hijo que me puede llevar en auto a algún lugar, eso sí, cuando necesito salir tengo que avisar antes porque mi casa está fuera del recorrido que hace el bus”, cuenta Gregoria. Algunos de sus ocho hermanos pudieron educarse con algún vecino o realizando algún trabajo. Ella por su parte sabe firmar con su nombre y leer algunas frases cortas, pero que suele olvidar.

Los días que no asiste a la escuela se entretiene en su huerto. Hace poco sacó tres tambores grandes llenos de aceitunas, los que vende a sus conocidos del sector, pero no es lo único que cosecha, también tiene dos parronales, higueras, peras y 17 matas de membrillo. La señora Gregoria considera que la vida en el campo es tranquila, “yo viví en Vallenar para que mis hijos fueran al colegio, pero no me acostumbré, ahora sólo me voy a pagar allá”, dice emocionada y además agrega que “mi hija era secretaria y después logró ser educadora de párvulos, eso demuestra que nunca es tarde para aprender”.

La más sorprendida con la iniciativa es la profesora Norma, pero reconoce que se trata de un gran desafío ya que ella también aprenderá a trabajar con adultos, “yo estoy radicada en Canto del Agua, estoy jubilada y disfruto de la pintura, el óleo y tocar guitarra; no pensé que acá se dieran las posibilidades para desarrollar un taller de esta envergadura, pero aquí estamos. Me contactó don Diógenes para comentarme que había un grupo de personas interesadas en aprender a leer y escribir; me pilló de sorpresa, pero de inmediato le dije que no tenía ningún problema en asumir el taller. El único inconveniente acá son las distancias, pero creo que mis estudiantes llegarán igual a clases porque se nota el interés que tienen”, cuenta la profesora.

Este taller municipal que comenzó en junio y que pretende continuar hasta la finalización del año busca también que la iniciativa pueda replicarse en otras localidades alejadas de la comuna, aunque Los Cariñositos serán siempre los pioneros de Huasco.

La Goyita ya está preparada para comenzar sus tareas, no quiere llegar a la próxima clase sin cumplir con sus obligaciones. Confiesa estar agradecida de la vida, “gracias a Dios a mí no me falta nada; sólo aprender a leer y escribir”.


imhuasco

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